por Lucre Berne
Desde las artes expresivas trabajamos con todo lo que nos sucede, escuchando lo que es, lo que aparece y entrando en diálogo con esa sensación, emoción, sentimiento, pensamiento.
Como dice la frase de Carl Jung: “lo que resiste persiste”. Cuando intento sacarme de encima eso que no me gusta solamente desde un lugar mental puede generarme angustia o ansiedad o enojo. Cuando resistimos nos quedamos fijados, sin movernos, haciendo presión, ejerciendo una fuerza sobre aquello que nos perturba. Es desde esta rigidez que se van repitiendo ciertos patrones. Suelen decirnos que si lo aceptamos o lo abrazamos esto se transforma. Entonces, ¿cómo puedo abordarlo?
Hay infinitas formas!
Podemos escuchar esto que nos pasa, darle lugar en el cuerpo, moverlo, respirar, y si percibimos que estamos tensos o que nuestra respiración es agitada, entonces podemos ir probando movimientos repetitivos que nos hagan tomar conciencia de cómo estamos, para luego ir encontrando otros que nos vayan soltando: balancearme, dejar que el cuerpo vibre, se sacuda, ablandar las articulaciones, estirarme.
Luego podemos dibujar, pintar, amasar, trabajar con alambre.
Y también acudir a la escritura creativa: entablar un diálogo con ese sentimiento, escribirme una carta, dejar que aparezca un mensaje.
Estos son algunos recursos que podemos explorar, ensayar, para ir encontrando lo que es más adecuado para mí en cada momento.