Experiencias sobre el Congreso de Terapias de Artes Expresivas Peru 2011
por Lic. Lucrecia Sánchez Berneman
Durante Agosto de este año participé en el Congreso Viviendo en la Incertidumbre: la diversidad como travesía sanadora desde las artes expresivas. Lo que sin duda fue un evento provechoso y enriquecedor para mi desarrollo integral.
He presenciando variados e impactantes Workshops y compartido con profesionales del mundo sus diversas maneras de trabajar. He aprehendido nuevas técnicas y modalidades que comienzo a incorporar en mi trabajo como psicóloga en la Argentina.
Este evento se dividió en tres secciones: Pre Congreso, Congreso y Post Congreso.
El Pre Congreso se realizó en las afueras de Lima. Fue muy interesante porque nos adentró en la cultura peruana, nos contextualizó sobre su momento histórico y nos mostró cómo las personas de ese país pueden transmitir, denunciar y elaborar a través del arte su profundo dolor con respecto a la violencia política sufrida por 20 años durante el régimen dictatorial. Pudimos experienciar por medio de los trabajos como vive, percibe y significa una comunidad y por un momento ponernos “en sus zapatos”.
La segunda parte fue el Congreso, desarrollado en la Casa Prado de la ciudad de Lima. Aquí se presentaron Conferencias y Workshops, donde aprehendimos distintas técnicas que nos pueden ayudar para afrontar la temática de la Incertidumbre. Los talleres fueron muy variados: desde las artes orientales como los pinceles chinos y el Haiku, la incorporación de la tecnología, la sabiduría de las culturas ancestrales, las terapias con animales hasta rituales chamánicos.
Los participantes provenían de diversas disciplinas y profesiones, como docente, terapeutas y/o artistas, y estaban muy abiertos a escuchar, vivenciar, incorporar, intercambiar y compartir experiencias.
La tercera experiencia fue el Post Congreso llevado a cabo en Ollantaytambo, la única ciudad Inca que es habitada en la actualidad. La misma forma parte de la provincia de Urubamba y se encuentra a 90 km. de la ciudad de Cuzco.
El primer día se hizo una cena con comida típica entre todos los participantes y luego al anocher formamos parte de un ritual chamánico dirigido a la Pachamama –la madre tierra- guiado por el Chamán Agustín. A la luz de la luna llena Agustín nos hizo elegir tres hojas de Coca y luego cada persona iba pasando frente a él y nos iba diciendo una oración. Para finalizar Agustín armó una ofrenda a la Pachamama compuesta por múltiples elementos –comida, tierra, bebidas, “regalos”- que luego se fue desvaneciendo en un fogón. Esta fue una experiencia muy fuerte, inusual, donde todos formamos parte de un ritual ancestral que nos conectaba con la vida, donde todos agradecimos a la Pachamama por todas las riquezas que nos brinda.
Al siguiente día nos dirigimos a las ruinas de Moray, ubicadas en el Valle Sagrado de los Incas. Este lugar está conformado de varios andenes circulares que servían como centro de investigación agrícola, donde se llevaban a cabo experimentos de cultivos a diferentes alturas, ya que la diferencia de niveles permitía que se generen hasta 20 tipos diferentes de microclimas. Se cree que aquí se desarrollaba el cultivo más preciado de la civilización Inca que fue la hoja de Coca.
En este sitio realizamos otro ritual a la Pachamama en conjunto con el Chamán Agustín, donde todos intervenimos de forma espontánea. Formamos dos círculos, el interno era el pulso de la Tierra y el externo un reflejo. En un principio los coordinadores de TAE Perú nos dieron algunas indicaciones y luego todos bailamos y cantamos formando una unidad, conectándonos entre todos y con el todo.
Por último asistimos a una casa rodeada de montañas donde comimos la Pachamanca, un plato típico de Perú que se cocina bajo tierra al calor de piedras precalentadas, compuesto de carnes de vaca, cerdo, pollo y cuy previamente llevados a maceración con especias, sumado a productos originales andinos adicionales, como papas, camote, yuca y habas. Y para finalizar hicimos un cierre con todos los participantes donde cada uno compartió en una frase o palabra su experiencia personal durante todo el Congreso.
En el transcurso de todo el evento pude observar y me ha sorprendido el desarrollo y los grandes resultados que se están dando en el ámbito de las Terapias con Artes Expresivas a nivel mundial.
Por otro lado, durante el congreso tuve el agrado de presentar y compartir mi trabajo mediante una conferencia y proyección audiovisual de talleres vivenciales que integran la Terapia con Artes Expresivas y la Psicoterapia asistida con Equinos.
Fue a partir del armado de mi presentación que investigué, reflexioné y armé un texto que presento a continuación sobre la temática del Congreso: La Incertidumbre.
Equinos y Arteterapia en Momentos de Incertidumbres
Según una definición de diccionario la Incertidumbre se compone de In (no, inacabable, inaccesible, inacción, inadecuado, incomunicar) + Certidumbre (certeza, cierto).
Lo cierto es algo verdadero, seguro, determinado, resuelto. Proviene de cernere: discernir, decidir, separar, cerner. Cercer viene de cernir: tramizar, separar partículas finas de otras más gruesas.
Si estamos ciertos podemos catalogar ciertas experiencias como estables, y podemos decir ‘esto ya es cierto’, ‘tengo la certeza’, lo cierto pasa a estar congelado, sin movimiento, sin posibilidad de modificarse.
En cambio lo incierto nos lleva a aceptar que nuestra experiencia puede cambiar. Y que nuestros planes y planificaciones siempre estarán supeditados a lo que dicte el devenir.
Las expectativas las generamos en un intento de reducir la tensión generada por la incertidumbre, uno espera que las cosas funcionen de determinada manera, se las imagina, fantasea y así vivimos el presente desde una fantasía acerca del futuro.
Anticiparnos nos hace creer que podemos controlar las situaciones, que algo sabemos acerca de lo que va a suceder.
La incertidumbre tiene que ver con un no saber lo que va a acontecer, por lo tanto no tengo poder sobre esos hechos futuros, no los puedo manipular de la manera que yo quisiera que sean.
Es difícil aceptar que la incertidumbre es constante, que nunca sabemos que puede suceder un instante después.
Podemos pensar en la infinidad de posibilidades, prever, prevenir, pero la única certeza que tenemos es que vivimos en un mundo incierto, por ello cuanto menos expectativas tenemos podemos dejamos sorprender por lo que va sucediendo.
Considero que parte del crecimiento de uno mismo, de la maduración, es aceptar esta condición, esta es la condición humana: ciertas certezas e incertidumbres en el pasado, certeza en el presente e incertidumbre en el futuro.
Desde aquí se me hace importante reflexionar en relación a qué actitud interna podemos cultivar para comenzar a integrar esta incertidumbre en nuestra experiencia cotidiana. Cuidando de no caer en el polo extremo de asumir que como todo es incierto y por lo tanto impredecible, no podemos controlar nada y por ende dejar todo a la suerte.
Cada uno de nosotros, en donde sea que se desempeñe, puede generar actitudes internas hacia sus propias experiencias, que permitan afrontar de una forma más llevadera los eventos que acontecerán. La flexibilidad es una actitud muy importante, que nos permite saber que en ciertas ocasiones deberé modificar mis pensamientos y adaptarlos a fin de poder fluir con la situación, ya que de lo contrario me significara un gasto inmenso de energía buscar que la situación se acomode a lo que esperaba.
Así mismo podemos trabajar actitudes para con nosotros mismos, como la empatía con mis estados internos, creatividad, perseverancia y paciencia ante situaciones de conflicto, cuando los resultados aun no son los que espero.
Si pensamos el tema desde el Zen, se nos plantean tres condiciones para cultivar: la Paciencia, la Perseverancia y la Serenidad, que son muy facilitadores para sostenernos en lo incierto del la vida que somos siendo.
Creo que cultivar actitudes internas positivas es un camino muy provechoso para pararnos y caminar junto a la incertidumbre.
Es muy gratificador descubrir que tenemos muchos recursos para conectarnos con nosotros, conocernos, para conocer al mundo que nos rodea y que ante una situación que nos sobrepasa podemos recurrir a todas esas herramientas y materiales para expresar, vivenciar y reflexionar eso que nos pasa.
Por ello considero que conectarnos con los animales (en nuestro caso los caballos) desde nuestra condición humana nos suele generar satisfacción. Conocer al mundo y a nosotros mismos nos genera bienestar. Compartir esto con otras personas, en un trabajo grupal, nos hace sentir menos solos, acompañados en el sendero de la vida, hace que se potencie el conocimiento, nos da un sostén, nos hace sentir una cierta estabilidad en un mundo inestable.
Creando comunidad, junto con otros, siendo un Nosotros, rodeados de naturaleza, de otros seres y expresando a través de lenguajes artísticos y desde el lenguaje verbal, poniéndonos en acción, pensando y sintiendo, todo al mismo tiempo, secuenciado, sincronizado, nos permite desplegarnos como seres, en un camino hacia el interior y hacia el exterior, fundiéndose ambos movimientos en uno solo, involucrándose, sin excluirse uno del otro, conectándonos con el todo.
Las experiencias que vengo teniendo trabajando en PAE y Conexión Creativa al mismo tiempo son muy potentes y valiosas. Las personas logran verse reflejadas en las sesiones con equinos y luego pueden transmitir, descubrir y transformar su ser a través de los recursos artísticos.
Como cierre preciso citar al Dr. Boris Cyrulnik – neurólogo, psiquiatra, psicoanalista y etólogo- dice que “en cuanto tengo una certeza, la certeza es el mejor de mis calmantes; pero conocemos el efecto de los calmantes, dan sueño y entumecen el pensamiento. En cambio, una leve angustia, un pequeño debate, la pequeña ejecución de una idea permiten crear otra idea, dar a luz y hacer vivir una teoría”.
A su vez y en el mismo texto el sociólogo Edgar Morin nos dice: “estoy convencido de que se puede y se debe vivir con incertidumbre. Cada individuo tiene la certeza de su muerte, pero ninguno conoce ni la fecha ni las circunstancias… el peligro es quedar atrapado en la angustia… la respuesta a la angustia es la comunicación, la comunidad, el amor, la participación, la poesía, el juego, todos los valores que constituyen la textura misma de la vida”.
Este autor nos dice: “la vida es una navegación sobre un océano de incertidumbre, a través de archipiélagos de certeza…”
Sigamos navegando este océano.
Lic. Lucrecia Sánchez Berneman
Buenos Aires, Argentina
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